Personas y Personajes

RAMÓN AUGUSTO OTERO SUÁREZ

(Dr. Nelson Sica Dell’Isola - El Heraldo, 18 de marzo, 1995)

Y entre los españoles son neta mayoría los gallegos, por lo que hemos de referirnos hoy a uno de ellos, el vecino RAMÓN AUGUSTO OTERO SUÁREZ, difícil, por cierto, de asociarlo con su foto, que publicamos, que lo muestra como era en la época en que llegó a nuestro medio.

Nació el 3 de agosto de 1929 en la ladea de Costoia, en el Valle de la Maia, a 4 kilómetros de distancia de las Rías Bajas, que son las que están al sur de Finisterre (“Fin del mundo”, llamado así porque es el punto más occidental de todo España, donde se suponía que terminaba la tierra). Desde allí hasta las rías hay tres estaciones de ferrocarril, distantes unos cinco kilómetros una de otra.

Una aldea es un conjunto de casas y varias aldeas forman una parroquia, que en este caso es la de Viduido, que pertenece al ayuntamiento de Ames, partido de Negreira, en la Provincia de La Coruña o “A Coruña”. Y cada parroquia tiene su Santo Patrón, que en este caso es Nuestra Señora, por lo que la fiesta patronal es el 15 de agosto, época para la cual todavía se hacen algunas “romerías”, aunque esta costumbre, o sea la de las peregrinaciones, se va perdiendo de a poco.

Galicia es la región española situada en el extremo noroeste de la península, con una superficie de 28.093 kilómetros cuadrados y 640 kilómetros de costas sobre el Cantábrico y sobre el Atlántico, y cerca de tres millones de habitantes, por lo que la densidad de población está cerca de los cien habitantes por kilómetro cuadrado. Y la integran cuatro provincias: La Coruña, de donde es nativo Ramón, Lugo, Orense y Pontevedra, siendo la primera y la última las que más inmigrantes aportaron a nuestro país, estando inscriptos en el Consulado de España como nacidos en España y viviendo en nuestro país 20.938 personas de La Coruña, 11.772 de Pontevedra, 3.942 de Lugo y 3.158 de Orense. De ellos 34.920 viven en Montevideo y 4.890 en el interior del país. Los gallegos son aproximadamente un 70% de todos los españoles que viven en el país, 39.810 en un total de 54.426. No contamos, por supuesto, los descendientes, que son legión.

Cuando Ramón vivía allá era zona casi exclusivamente rural, aunque, con el tiempo, se ha ido transformando en parte y ahora es también zona residencial, de descanso o de vacaciones.

Ramón Otero es hijo de Manuel y de Dolores, fallecidos allá no hace muchos años. Matrimonio que tuvo seis hijos, uno de ellos varón, fallecido antes de nacer él, por lo que sólo conoció cuatro hermanos: la mayor, Carmen, que vive también en Florida, a donde llegó dos años después que él con su esposo, don Manuel Trenco, que falleció aquí hace unos veinte años, dejando tres hijos, uno que falleció en un accidente en la curtiembre y otros dos que residen en Montevideo. Las otras tres hermanas viven aún en Galicia: Maruja y Rosalía, que son maestras, y Lolita, la menor, que vive en la casa paterna.

Vino a nuestro país cuando tenía 19 años, en el barco Alcántara, de bandera inglesa, en 14 días de travesía, saliendo del puerto de Vigo con escalas en Lisboa, Islas Canarias, Río y Santos, llegando a Montevideo el 13 de junio de 1949. Donde en el puerto fue esperado por su tío, don Andrés Otero y Manucho Ramón (hoy fallecidos), la esposa del primero doña Adelaida Ramón de Otero y Belkita Ramón de López. Habiendo sido “reclamado” por el primero en cumplimiento de normas sobre inmigración de la época, comprometiéndose el reclamante a asegurar su subsistencia aquí.

Esta era una simple formalidad que muchas veces no se cumplía, porque se “reclamaba” por ejemplo para tareas rurales, y el inmigrante hacía después lo que le venía en ganas. Lo que no sucedió, por cierto, con Ramón, porque fue reclamado para trabajar con su tío, y así lo hizo, ya que el mismo día de llegar a Montevideo vino a Florida, y al día siguiente ya estaba trabajando en la tienda “Las Tres Cruces” que ya se llamaba de esta forma, aunque su denominación originaria fue “La Montevideana”, pasando a llamarse en su forma actual luego que un “gracioso” pintó, clandestinamente, tres grandes cruces en su frente, ignorándose hasta ahora el motivo del hecho.

Este comercio tenía casas en Florida y Sarandí Grande, siendo sus propietarios el ya referido don Andrés, Manuel López Cadenas, Francisco López cadenas, Domingo Pérez López y Benito Ramón, los tres primeros en Florida y los dos últimos en Sarandí Grande, todas personas de gran emprendimiento comercial es el actual titular del establecimiento. Y pasó así a engrosar el personal de esta casa, que ya contaba por entonces con alrededor de diez empleados.

Estudió en Galicia, donde hizo escuela y siete años de secundaria, quedando en la puerta de la universidad faltándole sólo tres asignaturas. Proyecto que quedó trunco porque decidió  venirse a América, apurando su venida porque estaba a punto de llegar a los veinte años y entonces hubiera tenido que permanecer tres años más para cumplir el servicio militar. Por lo que escribió a su tío Otero, aunque no lo conocía personalmente, pidiéndole y logrando que lo reclamara.

En Florida pasó a vivir con su tío en calle Herrera 532, y en 1960 compró enfrente en Herrera 529, donde todavía vive, casándose dos años después con Zulma Hortensia Díaz Barreto, hija de don Eulogio y de Amabilia, ambos actualmente fallecidos.

De este matrimonio tuvo dos hijos: María Jesús (o “Marichú), que nació en 1963, radicada en Montevideo, licenciada en Marketing Internacional, y José Luis (o “Joselo”) que desde hace más de tres años se radicó en Tenerife, Islas Canarias, trabajando en un Club Privado “Regency”. Lugar donde viven también otros viejos vecinos de Florida como el “Negro” Cetrulo y su yerno Scitti.

Ramón trabajó más de veinte años en Las Tres Cruces, hasta que se separaron los socios, y entonces se instaló por cuenta propia en calle Rodó casi Independencia, en Casa Otero, hasta el año 1990, en que cerró, jubilándose, porque sus hijos no continuarían su actividad comercial.

Ha sido dirigente de múltiples instituciones del medio, en forma especial de Unión Atlética casi desde que llegó a Florida, hasta hace dos años, del Centro Democrático en la época en que era presidido por el Esc. José Lorenzo Matos, y de la sociedad Española, que es una de las más viejas del país, fundada en 1879.

Actualmente sigue como directivo en la Sociedad Criolla “Los Patricios del 25”, es decir que es un gallego dispuesto a defender las cosas más nuestras, lo que no es un contrasentido si se piensa que don José Alonso y Trelles, “El Viejo Pancho”, gran poeta nativista, fue gallego, siendo entonces como aquel, dos ejemplos de cómo se integraron al nuevo medio estos inmigrantes.

Viajó muchas veces a España, la primera en 1960 en vía marítima, en el Alberto Dodero, encontrando todo exactamente igual que cuando se fue. Y luego de un tiempo, que se explica porque debió hacer el esfuerzo para instalarse por su cuenta, en 1977, ya casado, en 1989, 1990 y 1993, donde se encontró con una sociedad ya muy distinta, hasta tal punto que, como él lo dice, “si no lo llevaban a su casa, no llegaba”.

Habla bien el gallego, aunque muy poco puede practicarlo aquí, y sus hobbys actuales son los amigos y las “barras”, en especial de pesca, integrando varias de ellas; y la cocina, siendo difícil encontrar un floridense que no haya saboreado, por lo menos una vez, una paella preparada por sus manos.

Es uno de los últimos gallegos que vinieron a Florida, siguiéndole su hermana ya referida y Daniel Calvo. Y también el “Gallego de la Norteña”, aunque éste no es “gallego”, a pesar de la forma cariñosa en que lo llamamos, sino asturiano, del límite sí con Galicia, pero sin pertenecer a dicha región.

La sociedad rural en Galicia concentraba un 80% de la población de la región, predominando en ella el idioma gallego, en tanto que en las grandes urbes predomina el castellano, siendo hoy ambos idiomas oficiales en la región.

En los siglos XII y XIII Galicia tuvo un gran empuje comercial, cultural y económico. Pero a partir del siglo XV se fue “quedando” porque el dinero ganado allí se iba por no existir una nobleza que defendiera sus intereses. Y así estuvo estancada, con una economía en gran parte de auto-consumo, con malas comunicaciones, falta de tierras, sin mercado donde vender, con altísima densidad de población y acentuado ruralismo y una renta per cápita que fue siempre la menor de toda España.

Por todo lo cual comenzó en el siglo XVIII un gran proceso de emigración, primero a otros lugares de España y a Portugal, y ya en el siglo XIX a América, en especial Cuba. Siendo casi siempre jóvenes los que venían, por lo que la población se fue envejeciendo.

La crisis económica de 1929 cortó este proceso y muchos volvieron. Y luego de una reactivación muy corta otra vez se interrumpió con la guerra civil española y la segunda guerra mundial, comenzando otra vez a partir de 1946, en especial a los países del Plata y al Brasil. Y en esta última etapa fue que vino Ramón, por fortuna para nosotros que encontramos un nuevo y gran amigo, que quiere esta tierra como nosotros, y también para él, que pudo desenvolverse sin dificultades en su “patria de adopción”, hasta tal punto que nunca pensó en volver a su tierra natal en forma definitiva.